Pueden existir muchas opiniones sobre lo que se debe hacer en una área verde pública, sobre las especies que deben plantarse, que diseño es el mejor, que actividades deben promoverse en ella, su mobiliario, su iluminación y muchas otra variables acerca de lo que conforma un jardín propiedad de una ciudad.
Sin embargo creo que antes de que las buenas decisiones en estos temas puedan surtir su efecto positivo en toda su magnitud, hace falta trabajar juntos en algo mucho más básico, en una cuestión de cultura cívica urbana que ha perdido vigencia en nuestra sociedad.
Estoy hablando del respeto.
La organización mundial de la salud recomienda al menos 7 metros cuadrados de área verde por habitante en una ciudad, la zona conurbana de Guadalajara en promedio cuenta con menos de 4.
En esta medición se incluyen muchas áreas que únicamente se marcan como jardines porque ese es su destino teórico, su uso de suelo, pero que en la práctica no tienen una cubierta verde o árboles o arbustos, algunos son simplemente lotes baldíos.
Además a través de los años se nos ha hecho fácil darle usos inapropiados a estos espacios, alentados por la falta de atención y vigilancia hacia nuestras áreas verdes estas se han convertido en estacionamientos, basureros, comercios y cualquier otra cosa que se nos ha ocurrido con el paso del tiempo.
Mientras en otras civilizaciones un árbol es sujeto de reverencia y digno de la protección, para nosotros es común ver agresiones hacia nuestros árboles convirtiéndolos en postes para nuestra propaganda, llenándolos de clavos, alambres y mecates, torciéndolos o mutilándolos para fijar estructuras de tianguis, toldos, etc.
La mayor parte de estas acciones están expresamente prohibidas en diversas leyes y reglamentos vigentes desde hace muchos años y la mayor parte de los ciudadanos lo sabemos, pero no lo respetamos.
Creo que el mensaje de este escrito es simplemente; Si no haces algo en pro de nuestros jardines, cuando menos respétalos, lo mínimo que se puede esperar de ti es que no los agredas, así las buenas acciones que se propongan para mejorarlos tendrán más esperanzas de salir adelante en tu beneficio.
Estoy seguro que el aporte cultural de promover el respeto hacia nuestros jardines se verá reflejado en muchos otros aspectos de nuestra vida ciudadana.
Arq. Justo E. Osorno Vizcaíno.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
lunes, 15 de julio de 2013
La cuarta dimensión del jardín
Diseñar un espacio habitable utilizando organismos vivos, requiere invariablemente incorporar en sus condicionantes la dimensión de tiempo.
Un jardín no se diseña solo para el hoy, su construcción no termina el día en que se entrega la obra o cuando la plantación a concluido, eso que llamamos "mantenimiento" es en realidad una segunda etapa de la construcción y puede ser determinante para definir las características finales del espacio.
Transmitir esta visión a los propietarios de un área verde debe ser preocupación fundamental para cualquier paisajista, debe preparar a sus clientes para la necesidad de futuras intervenciones en el espacio, llámense podas, sustituciones, re-plantaciones, clareos, trasplantes o incluso re-diseños.
Normalmente queremos que nuestro espacio se vea como algo concluido y podamos disfrutar de todos sus beneficios cuando recién se inaugura la obra, también mientras las plantas se desarrollan y también por supuesto cuando las plantas llegan a su madurez, incluso cuando algunas de ellas llegan al fin de su ciclo vital y deben retirarse, un buen proyecto debe prever la imagen que tendrá el jardín a lo largo de todo este desarrollo.
Si esto no fuera suficientemente complicado también tenemos variaciones estacionales, aún en climas tan benéficos como el nuestro, las plantas tienen diferente aspecto a lo largo del año y debemos anticipar estos cambios para evitar paisajes desolados en invierno o saturados en verano, equilibrar las diferentes épocas de floración para armonizar el colorido del conjunto y que mientras una especie mengua en su color otra surja con nuevos tonos o que el color del follaje complemente el ciclo de todo el sistema.
Este equilibrio va más allá de los beneficios estéticos del jardín, los servicios ambientales que tanto necesitamos de las áreas verdes también deben optimizarse en función del tiempo para utilizar la menor cantidad de energía posible para su mantenimiento, permitir la adecuada filtración de agua al subsuelo, estimular la proliferación de vida animal, aprovechar el ciclo solar y todo ello en armonía con nuestras necesidades.
Todo un reto que requiere la participación de diseñadores, obreros, jardineros, propietarios y hasta de los visitantes ocasionales para lograr la integración de la naturaleza y el hombre en un entorno urbano, un jardín es una escultura viva, dinámica, siempre cambiante y que a final de cuentas nos aporta mucho más que lo que nos pide.
Arq. Justo E. Osorno Vizcaíno.
Un jardín no se diseña solo para el hoy, su construcción no termina el día en que se entrega la obra o cuando la plantación a concluido, eso que llamamos "mantenimiento" es en realidad una segunda etapa de la construcción y puede ser determinante para definir las características finales del espacio.
Transmitir esta visión a los propietarios de un área verde debe ser preocupación fundamental para cualquier paisajista, debe preparar a sus clientes para la necesidad de futuras intervenciones en el espacio, llámense podas, sustituciones, re-plantaciones, clareos, trasplantes o incluso re-diseños.
Normalmente queremos que nuestro espacio se vea como algo concluido y podamos disfrutar de todos sus beneficios cuando recién se inaugura la obra, también mientras las plantas se desarrollan y también por supuesto cuando las plantas llegan a su madurez, incluso cuando algunas de ellas llegan al fin de su ciclo vital y deben retirarse, un buen proyecto debe prever la imagen que tendrá el jardín a lo largo de todo este desarrollo.
Si esto no fuera suficientemente complicado también tenemos variaciones estacionales, aún en climas tan benéficos como el nuestro, las plantas tienen diferente aspecto a lo largo del año y debemos anticipar estos cambios para evitar paisajes desolados en invierno o saturados en verano, equilibrar las diferentes épocas de floración para armonizar el colorido del conjunto y que mientras una especie mengua en su color otra surja con nuevos tonos o que el color del follaje complemente el ciclo de todo el sistema.
Este equilibrio va más allá de los beneficios estéticos del jardín, los servicios ambientales que tanto necesitamos de las áreas verdes también deben optimizarse en función del tiempo para utilizar la menor cantidad de energía posible para su mantenimiento, permitir la adecuada filtración de agua al subsuelo, estimular la proliferación de vida animal, aprovechar el ciclo solar y todo ello en armonía con nuestras necesidades.
Todo un reto que requiere la participación de diseñadores, obreros, jardineros, propietarios y hasta de los visitantes ocasionales para lograr la integración de la naturaleza y el hombre en un entorno urbano, un jardín es una escultura viva, dinámica, siempre cambiante y que a final de cuentas nos aporta mucho más que lo que nos pide.
Arq. Justo E. Osorno Vizcaíno.
domingo, 9 de junio de 2013
Arboles por metro
Arboles por metro.
En nuestra querida Guadalajara y sus alrededores tenemos la pésima costumbre de comprar árboles "Por metro", es decir, cuando me piden un árbol normalmente la única especificación que se busca es que el sujeto tenga "X" metros de altura y esto es un grave error.
Esta costumbre se ve reflejada en la producción de árboles por muchos viveros de la zona, es fácil encontrar árboles de 4, 5, o más metros de altura pero con fustes que apenas logran 3 o 4 centímetros de diámetro, algo muy conveniente para viveristas poco conscientes ya que para lograrlo solo necesitan acomodar los árboles lo mas pegado posible unos a otros y dejar que se alarguen buscando el sol sin ocupar mucho espacio en sus tierras.
El problema empieza desde el transporte de estos árboles, continúa en su proceso de plantación y termina cuando ya plantado el árbol se enfrenta al reto de desarrollarse sin la protección que le dio la cercanía de sus hermanos en el vivero, las pobres varitas son sumamente quebradizas y se arquean por el peso del escaso follaje que logran generar, si tenemos suerte desarrollarán algunas ramas intermedias y al quebrarse el árbol podrá seguir vivo a partir de esa altura pero la mayoría de estos árboles están destinados a morir a los primeros meses de plantación.
Cuando un árbol se desarrolla plenamente, sin limitaciones, podrá mantenerse sólidamente erguido sin necesidad de apoyos externos a él en cada momento de su vida , para ello fortalecerá su tronco proporcionalmente a su altura y al peso de su follaje, floración y fruta, incluso se adaptará al estado del tiempo mientras crece, haciéndose resistente a los vientos normales de su entorno.
Un fuste grueso es buen síntoma de fortaleza estructural, es una base para el correcto desarrollo de todas sus partes, esta fortaleza no tiene sustitutos.
La ISA ( International Society of Arboriculture. www.isa-arbor.com ) recomienda poner tutores a los árboles solo bajo dos circunstancias muy concretas; Árboles cuyas raíces se ubican en suelos sumamente arenosos o en arcillas muy húmedas y árboles ubicados en zonas con vientos extremadamente fuertes.
Lo mejor es que cuando compres un árbol invariablemente busques que éste tenga al menos 7 centímetros de fuste medido a 30 centímetros de su base y una altura que a simple vista sea proporcional a esa medida, mientras mas grueso mejor si realmente quieres que todos tus árboles prosperen.
Si lo único que te interesa es gastar lo menos posible en cumplir con algún reglamento, aún así no tires tu dinero y busca árboles cuyas proporciones les permitan un alto porcentaje de sobre vivencia, fustes pequeños solo en árboles de hasta 1.50 metros de altura.
Aún cuando esté es solo uno de los aspectos que deben cuidarse, es un buen principio para mejorar nuestros hábitos de compra de árboles para la ciudad.
Arq. Justo E. Osorno Vizcaíno.
En nuestra querida Guadalajara y sus alrededores tenemos la pésima costumbre de comprar árboles "Por metro", es decir, cuando me piden un árbol normalmente la única especificación que se busca es que el sujeto tenga "X" metros de altura y esto es un grave error.
Esta costumbre se ve reflejada en la producción de árboles por muchos viveros de la zona, es fácil encontrar árboles de 4, 5, o más metros de altura pero con fustes que apenas logran 3 o 4 centímetros de diámetro, algo muy conveniente para viveristas poco conscientes ya que para lograrlo solo necesitan acomodar los árboles lo mas pegado posible unos a otros y dejar que se alarguen buscando el sol sin ocupar mucho espacio en sus tierras.
El problema empieza desde el transporte de estos árboles, continúa en su proceso de plantación y termina cuando ya plantado el árbol se enfrenta al reto de desarrollarse sin la protección que le dio la cercanía de sus hermanos en el vivero, las pobres varitas son sumamente quebradizas y se arquean por el peso del escaso follaje que logran generar, si tenemos suerte desarrollarán algunas ramas intermedias y al quebrarse el árbol podrá seguir vivo a partir de esa altura pero la mayoría de estos árboles están destinados a morir a los primeros meses de plantación.
Cuando un árbol se desarrolla plenamente, sin limitaciones, podrá mantenerse sólidamente erguido sin necesidad de apoyos externos a él en cada momento de su vida , para ello fortalecerá su tronco proporcionalmente a su altura y al peso de su follaje, floración y fruta, incluso se adaptará al estado del tiempo mientras crece, haciéndose resistente a los vientos normales de su entorno.
Un fuste grueso es buen síntoma de fortaleza estructural, es una base para el correcto desarrollo de todas sus partes, esta fortaleza no tiene sustitutos.
La ISA ( International Society of Arboriculture. www.isa-arbor.com ) recomienda poner tutores a los árboles solo bajo dos circunstancias muy concretas; Árboles cuyas raíces se ubican en suelos sumamente arenosos o en arcillas muy húmedas y árboles ubicados en zonas con vientos extremadamente fuertes.
Lo mejor es que cuando compres un árbol invariablemente busques que éste tenga al menos 7 centímetros de fuste medido a 30 centímetros de su base y una altura que a simple vista sea proporcional a esa medida, mientras mas grueso mejor si realmente quieres que todos tus árboles prosperen.
Si lo único que te interesa es gastar lo menos posible en cumplir con algún reglamento, aún así no tires tu dinero y busca árboles cuyas proporciones les permitan un alto porcentaje de sobre vivencia, fustes pequeños solo en árboles de hasta 1.50 metros de altura.
Aún cuando esté es solo uno de los aspectos que deben cuidarse, es un buen principio para mejorar nuestros hábitos de compra de árboles para la ciudad.
Arq. Justo E. Osorno Vizcaíno.
viernes, 24 de mayo de 2013
Ecología lógica para tu vida
Ecología lógica para tu vida.
El mundo entero está preocupado por nuestro medio ambiente,
después de muchos años de especulaciones hoy contamos con pruebas científicas
de que tenemos serios retos ambientales y que debemos modificar drásticamente
nuestra conducta hacia la naturaleza si queremos superarlos, esto no es nada
nuevo.
Gregory Bateson, antropólogo estadounidense, resaltó la idea
de que existen niveles que proporcionan lógica al pensamiento humano y dan un
orden a sus ideas modificando a su vez su entorno, este concepto fue retomado
por Robert Dilts formalizándolo para construir una herramienta práctica que
puede ayudarnos a alinear nuestros pensamientos y energía para lograr
resultados positivos en nuestra vida.
Los niveles propuestos por Dilts, en orden creciente de
profundidad son:
1.
Medio ambiente (Nuestro entorno)
2.
Conductas (Lo que hacemos)
3.
Capacidades (Lo que podemos hacer)
4.
Creencias o valores (Las razones de lo que
hacemos)
5.
Identidad (Quienes somos)
6.
Trascendencia (Qué más nos importa)
En lo más profundo de nuestra conciencia se encuentra el
nivel de trascendencia donde lo normal es que nos reconozcamos como parte de
algo más grande que nosotros, algo que le da un sentido a nuestra existencia,
algo que seguirá aquí cuando nosotros nos hayamos ido y la definición de cada
quien sobre esta trascendencia influirá poderosamente sobre nuestra identidad.
Nuestra identidad, la manera en que nos auto-definimos será
a su vez determinante para conformar nuestros sistemas de creencias y valores,
de acuerdo a estos sistemas buscaremos capacitarnos en las disciplinas que nos
faciliten a vivir y eso modificara nuestros patrones de conducta en todos los
campos de nuestra vida, finalmente las conductas actuarán sobre nuestro medio
ambiente y lo modificarán.
Es por lo tanto ilusorio pensar que si queremos lograr un
cambio sostenido en nuestro medio ambiente bastará con modificar algunas de nuestras
conductas en él, sin un cambio más profundo pronto volverán los malos hábitos,
pero si trabajamos por cambiar nuestros niveles de trascendencia e identidad
los cambios en los niveles superficiales se darán eficazmente sin esfuerzo y
sin posibilidad de recaer.
Si nuestro medio ambiente está hoy en problemas, no hay duda
de que como especie hemos carecido
de un sentido de trascendencia sano que involucre a nuestro planeta.
Por la gravedad del problema no podemos dejar de trabajar en
la generación de mejores conductas y capacidades, pero es igualmente urgente el
aprovechar cada oportunidad y cada recurso disponible para
influir en la manera de identificarnos como parte integrante de nuestra madre
naturaleza, no luchamos por ella, luchamos por nosotros que también somos ella.
Arq. Justo E. Osorno Vizcaíno.
viernes, 10 de mayo de 2013
Liderazgo y áreas verdes
“Todas las partes de la naturaleza,
incluso las más dispares a
primera vista,
se relacionan entre sí por
una infinidad de armonías secretas”.
Víctor Hugo.
Introducción.
La zona
metropolitana de Guadalajara sufre hoy día de serios problemas en cuanto a la
cantidad y calidad de sus áreas verdes urbanas, resultado entre otras cosas del crecimiento sin
planeación de la ciudad, la toma de decisiones unilaterales y la falta de
respeto a los reglamentos de urbanización de los distintos ayuntamientos
metropolitanos a través de los años.
Los
trabajos forestales y de jardinería en las áreas públicas de nuestras ciudades,
históricamente se han visto como un simple revestimiento de lujo, como zonas de
reserva territorial y su importancia se ha relegado y subordinado a los
intereses económicos o comerciales en un mal entendido concepto de desarrollo y
progreso.
Esto puede
apreciarse en el hecho de que todas las direcciones o departamentos de parques
y jardines de los ayuntamientos conurbados son actualmente las dependencias con
un mayor promedio de edad en cuanto a su personal y con mayor índice de
incapacidades médicas, lo que hace que se vaya disminuyendo paulatinamente el
rendimiento de estas direcciones y departamentos con el consiguiente menoscabo
en el mantenimiento de las áreas verdes.
Así mismo, los
presupuestos para estas actividades disminuían cada ejercicio de gobierno para
favorecer otras áreas, sumamente importantes sin duda, como seguridad pública,
obra pública o programas asistenciales, pero sin tomar conciencia de que la
proliferación de jardines en la ciudad reduce el índice delictivo, previene
enfermedades, ayuda a la salud mental de la población y propician la
convivencia armónica y pacífica entre otros beneficios.
Solamente en
la última década se empezaron a notar indicios de un interés general en los
tapatíos hacia una conciencia ecológica, siguiendo una tendencia mundial que
desde los años setenta empezó a advertir al planeta que si no cuidábamos el
ambiente, pronto sería imposible continuar la vida como la conocemos.
El reto actual
para Guadalajara es no únicamente conservar lo que se tiene y corregir los
errores del pasado, sino buscar la optimización y el incremento en lo posible
de los metros cuadrados de áreas verde por habitante, pero para ello es
necesario la participación de al menos tres ámbitos distintos y a veces
opuestos de la sociedad; el político, el técnico, y el social
Político.
“Transmitiremos esta ciudad
no igual ni más pequeña, sino más grande,
mejor y más bella de lo que
nos fue transmitida a nosotros”
Juramento de los ciudadanos atenienses
(Citado por M. Sintes Zamanillo, 2000)
La tradición
de gobiernos paternalistas ha dejado profundas huellas en la cultura política
de los ciudadanos, pero es responsabilidad de los gobiernos actuales, no de los
ciudadanos, el cambiar esta forma de pensamiento.
La democracia
es la forma más difícil de gobernar una sociedad, lo sencillo sería imponer los
criterios mejor fundamentados y obligar al ciudadano a experimentar la bonanza
o las consecuencias de las acciones así decretadas, pero este camino es parte
del pasado, hoy la sociedad es más participativa y crítica, porque sabe que hoy
tiene opciones.
Hoy en día la
sociedad y el gobierno, juntos, están pagando el precio, los viejos árboles están
poniendo en riesgo las vidas y los patrimonios de los vecinos favorecidos con
ellos hace quince, veinte o treinta años atrás y el gobierno actual tiene que
tomar una decisión difícil al respecto, cada árbol que derribe para proteger a
un individuo será mal visto por la sociedad en general, tendrá que pagar un
alto costo político para corregir los errores de administraciones pasadas, si
decide no derribar el árbol y este por cualquier motivo cae causando algún
daño, también será señalado como responsable, por otro lado, si decide
reforestar con las especies adecuadas al entorno urbano, no tendrá el efecto
deslumbrante que puede proporcionar el ficus, los efectos benéficos se verán en
el largo plazo, en otras administraciones.
La razón y la
responsabilidad pueden apuntar en una dirección y los intereses políticos en
otra.
Sin embargo en
este aspecto no hace falta un líder, el líder ya ha sido elegido en las urnas y
su deber es beneficiar a la sociedad con sus decisiones, aún en el caso de que
estas decisiones afecten su imagen en el corto plazo y con ello sus
aspiraciones políticas inmediatas.
Técnico.
“No es en los anchos campos
o en los jardines grandes donde veo llegar la primavera,
es en los pocos árboles
pobres de una plazuela de la ciudad.
Allí, el verdor destaca como
una dádiva y es alegre como una tristeza buena”
Fernando Pessoa
Son muchas y
muy obvias las razones para involucrar el aspecto técnico en la toma de
decisiones respecto a las áreas verdes urbanas, cuando hablamos de jardines
públicos estamos hablando de conjuntos organizados de seres vivos vegetales,
los cuales al quedar inmersos en un entorno urbano son expuestos a muchos
peligros y limitaciones que deben ser estudiadas y resueltas por expertos en
cuestiones agronómicas, biológicas, fitosanitarias, forestales, ecológicas,
etc. Incluso es importante destacar el aspecto paisajístico arquitectónico.
Un tema
específico en donde es evidente que las decisiones que se tomaron no
consideraron el aspecto técnico sino que obedecieron a otro tipo de interés,
son la cantidad de árboles de especies inadecuadas que encontramos por toda la
ciudad, es decir especies como los hules, eucaliptos, laurel de la India,
casuarinas, etc. Plantados en cajetes de 40 y 60 cm. De ancho y que actualmente
han destrozado banquetas, aljibes, drenajes y pavimentos poniendo en riesgo
incluso la estabilidad de algunas construcciones.
Social.
“El simple contacto del
hombre con la naturaleza
ejerce un poder tranquilo,
endulza el dolor y calma las pasiones,
cuando el alma se siente
íntimamente agitada”.
A. Humboldt,
Si bien es
cierto que los beneficios que proporcionan las áreas verdes no tienen límites
geográficos ni políticos, si podemos asegurar que los mas beneficiados por
ellas son los usuarios y vecinos directos, los visitantes asiduos que
experimentan el contacto directo con los elementos naturales de un jardín.
A esta sector
de la población me refiero para tocar el aspecto social de las áreas verdes
urbanas, ya que sin la participación directa de la sociedad que los rodea, es
sumamente complicado dar el mantenimiento adecuado a los parques y jardines,
incluso a las áreas jardinadas de las vialidades como glorietas y camellones,
es importante contar con al menos el respeto de esta sociedad hacia las
plantas, la infraestructura y el mobiliario urbano de las áreas verdes.
Sin embargo,
como cada vez es mas evidente, las juntas de colonos establecidas y reconocidas
por la autoridad municipal, deben tener la capacidad de convocatoria y la comunicación
interna suficiente para ser portavoces de los intereses de la mayoría de sus
representados dando a conocer oportunamente las necesidades actuales de su
colonia y visualizando la proyección de ellas en el largo plazo, cada vez hay
un mayor número de personas dispuestas a dedicarle unas horas mensuales a
actividades comunitarias, aunque todavía hay mucho por hacer en ese sentido.
Existe un
riesgo en este apartado, dentro de la euforia ecologista actual han surgido un
sinnúmero de organizaciones, algunas de las cuales aprovechan la bandera
ambientalista para promover propuestas individuales de índole distinta,
principalmente argumentos políticos, provocando un caos de información para el
cual la sociedad en general no esta debidamente preparada.
Visión inmediata.
Aunque la
palabra clave para resolver los problemas actuales de las áreas verdes de
Guadalajara, junto con los de la mayoría de las grandes ciudades, sea
indiscutiblemente la palabra “Participación”, para conjugar de manera efectiva
el conocimiento técnico con las necesidades de la población y el ejercicio de
gobierno, la principal carencia que tiene la sociedad tapatía es la de un
líder.
Me refiero a
un liderazgo específicamente enfocado a
este tema, los parques y jardines públicos, el cual puede perfectamente
provenir de cualquiera de los tres sectores descritos en este documento y tener
posibilidades de éxito.
Arq.
Justo E. Osorno Vizcaíno.
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